Recientemente el presidente Zapatero ha prohibido los anuncios de ofertas de prostitución en la sección de anuncios de los periódicos. Esto es un primer paso para que gobierno y sociedad se pongan de acuerdo en que la prostitución es una actividad amoral, y poco, o nada, ética.
Esta creencia puede ser una verdad a medias, o una mentira a medias. Según se mire. ¿No ha dado el presidente Zapatero libertad, en el ámbito de la pareja, social, legal..., a los homosexuales?. Según este planteamiento ¿por qué no dar también libertad a toda persona que quiera ejercer libremente la prostitución?. ¿Es que no es su decisión, y no es su cuerpo; el de nadie más?.
Lo amoral y poco, o nada, ético es permitir las actividades inhumanas del comercio de “las tratas de blancas”. Y mirar hacia otro lado, y no reglamentar, y legislar para que toda aquella persona que quiera, por decisión propia, ejercer la prostitución lo pueda hacer, con plenas garantías de legalidad, esto es: Con sus derechos y obligaciones. Porque la prostitución, así entendida, no es más que un mutuo acuerdo, o contrato, entre el profesional de la prostitución y el cliente.
Ya para terminar: Lo amoral y poco, o nada, ético es condenar la prostitución desde la sociedad, y cubrirla con el manto negro de la marginación y la clandestinidad, y no verla que puede ser un bien común, de servicio público, porque la sociedad debe enterarse, y entender, que hay grupos sociales, poniendo como ejemplo el caso de las personas con discapacidad, que tienen una sexualidad nula-o casi nula-, o que tienen importantes dificultades para tener relaciones íntimo-sexuales, y que su única salida es acudir a los servicios de un profesional de la prostitución. Pero, en último caso, de todo esto no tiene la culpa ni Zapatero, ni los legisladores, ni la sociedad: La tenemos el propio colectivo de las personas con discapacidad, que no somos capaces de organizar el suficiente asociacionismo que se pre-ocupe, y se ocupe de asuntos como este, que es una de las cosas las cuales son las que inciden verdaderamente en nuestras vidas.
Esta creencia puede ser una verdad a medias, o una mentira a medias. Según se mire. ¿No ha dado el presidente Zapatero libertad, en el ámbito de la pareja, social, legal..., a los homosexuales?. Según este planteamiento ¿por qué no dar también libertad a toda persona que quiera ejercer libremente la prostitución?. ¿Es que no es su decisión, y no es su cuerpo; el de nadie más?.
Lo amoral y poco, o nada, ético es permitir las actividades inhumanas del comercio de “las tratas de blancas”. Y mirar hacia otro lado, y no reglamentar, y legislar para que toda aquella persona que quiera, por decisión propia, ejercer la prostitución lo pueda hacer, con plenas garantías de legalidad, esto es: Con sus derechos y obligaciones. Porque la prostitución, así entendida, no es más que un mutuo acuerdo, o contrato, entre el profesional de la prostitución y el cliente.
Ya para terminar: Lo amoral y poco, o nada, ético es condenar la prostitución desde la sociedad, y cubrirla con el manto negro de la marginación y la clandestinidad, y no verla que puede ser un bien común, de servicio público, porque la sociedad debe enterarse, y entender, que hay grupos sociales, poniendo como ejemplo el caso de las personas con discapacidad, que tienen una sexualidad nula-o casi nula-, o que tienen importantes dificultades para tener relaciones íntimo-sexuales, y que su única salida es acudir a los servicios de un profesional de la prostitución. Pero, en último caso, de todo esto no tiene la culpa ni Zapatero, ni los legisladores, ni la sociedad: La tenemos el propio colectivo de las personas con discapacidad, que no somos capaces de organizar el suficiente asociacionismo que se pre-ocupe, y se ocupe de asuntos como este, que es una de las cosas las cuales son las que inciden verdaderamente en nuestras vidas.
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