Hoy quiero contaros una de las mejores salidas organizada por el departamento de Servicios Sociales de FAMMA Cocemfe Madrid. En la cual hemos pasado este fin de semana, de viernes a domingo, en Burgo, claro como ya indico en el título de la presente crónica, pero más concretamente en el albergue granja escuela Arlanzón, en el Tren Minero, lejos del mundanal ruido, lejos del asfalto, respirando aire puro, paz y tranquilidad.
Este fantástico fin de semana comenzó cerca de las cinco de la tarde donde quedamos siempre que salimos en autocar, cerca de la estación de Atocha. Tengo que reconocer que el viaje se nos hizo un poco largo, llegamos al albergue al alrededor de las nueve, para cenar, realizar el reparto de habitaciones, y recargar energías para el día siguiente que buena falta nos iba a hacer.
Después del desayuno del sábado, comenzamos con las actividades que teníamos programadas. Empezamos haciendo pan. Si la masa, harina, agua, levadura, y ... ¡a amasar!, que bien nos los pasamos, amasaba unos, luego otros, todo a mano, como se hacia de antaño. Mi turno fue uno de los últimos, y ahí si que hay que tener fuerza, ya se tiene que trabajar bien la masa. Y después se tiene que dejar reposar.
Mientra tanto, mientras que fermentaba la masa, nos dedicamos a ver los animales, bueno a ver y a tenerlos entre nuestras manos, ¡alucinante!, fueron tantos los animales que tuvimos en nuestras manos que ahora mismo no recuerdo cuales eran. Pero no podéis imaginar los tranquilos que se quedaban con nosotros, que bien me lo pasé, en todo momento. La mañana del sábado fue de lo mejor del fin de semana, sin menospreciar para nada el resto de la salida.
Después de haber estado con los animales, y con las manos bien limpias, seguimos con el pan, la masa ya había fermentado y había doblado su volumen, unos cinco kilos de harina. Nos repartieron a cada uno un trozo, para que hiciéramos nuestro propio pan.
Por la tarde, después de descanso, vimos el invernadero y el huerto, con tomates, lechugas, cebollino etc. Y posteriormente hicimos unas sales para el baño, que nos las llevamos a nuestras casas al igual que el pan.
Una vez terminado los talleres ya el con la caída de la tarde dejamos un poco de tiempo libre hasta la hora de la cena. Y así se pasó el sábado, con un tiempo verdaderamente bueno.
En la mañana del domingo, dimos un paseo para contemplar una vez más la maravillosa zona donde hemos estado todo este fin de semana. Después, realizamos unos juegos de mesa hasta la hora de la comida, y ponernos camino a Madrid y finalizar este fantástico fin de semana en Burgos.
Cuando nos despedimos en Madrid, una de las voluntarias me dio las gracias por que se había sentido satisfecha a verme tan feliz durante este fin de semana. Pero somos nosotros los que les tenemos que agradecer a los voluntarios de la federación su colaboración, porque sin ellos, nada de esto seria posible, gracias a vosotros.